martes, 23 de febrero de 2016

ERA UNA NOCHE DEL MES DE MAYO

Era na noche del mes 
de mayo, azul y serena. 

Sobre el agudo ciprés 

brillaba la luna llena, 

iluminando la fuente 

en donde el agua surtía 

sollozando intermitente. 

Soló la fuente se oía. 

Después, se escuchó el acento 

de un oculto ruiseñor. 

Quebró una racha de viento 

la curva del surtidor. 
Y una dulce melodía 

vagó por todo el jardín: 

entre los mirtos tañía 

un músico su violín. 

Era un acorde lamento 

de juventud y de amor 

para la luna y el viento, 

el agua y el ruiseñor. 

«El jardín tiene
 una fuente 
y la fuente una quimera...» 

Cantaba una voz doliente, 

alma de la primavera. 
Calló la voz y el violín 

apagó su melodía. 

Quedó la melancolía 
vagando por el jardín. 
Sólo la fuente se oía
.




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