miércoles, 24 de febrero de 2016

EL ALMA QUE ALLÍ CANTA...

EL ALMA QUE ALLÍ CANTA… ES EL ALMA DE SU ANDALUCÍA. 
LA PRESENCIA DE ANDALUCÍA EN LA OBRA DE FEDERICO GARCÍA LOCA


“El río Guadalquivir va entre naranjos y olivos.
Los dos ríos de Granada 
bajan de la nieve al trigo. 
¡Ay,  amor que se fue no vino !
Guadalquivir, alta torre 
y viento en los naranjales.  Darro y Genil, torrecillas 
muertas sobre los estanques.
 ¡Ay, amor que se fue por el aire!”
Pasaron cuatro jinetes, 
sobre jacas andaluzas,
 con trajes de azul y verde,  con largas capas oscuras.´Vente a Córdoba, muchacha´.
La niña no los escucha. 
Pasaron tres torerillos
 delgaditos de cintura, 
con trajes color naranja y espada de plata antigua.´Vente a Sevilla, muchacha´.
La niña no los escucha.
 Cuando la tarde se puso,  morada, con luz difusa,  pasó un joven que llevaba rosas y mirtos de luna. Vente a Granada, muchacha´.
Y la niña no lo escucha”.
Los
 cien enamorados  duermen para siempre 
bajo la tierra seca.
Andalucía tiene largos caminos rojos. Córdoba, olivos verdes donde poner cien cruces, que los recuerden”. 
“Un solo pez 
en el agua que a las dos Córdobas junta.    Blanda 
Añadir leyenda
Córdoba
 de juncos.    Córdoba  de arquitectura.
Niños de cara impasibeen la orilla se desnudan, 
aprendices de Tobías
 yMerlines de cintura, 
para fastidiar al pez, 
en irónica pregunta
 si quiere flores de vino
saltos de media luna.     Pero el pez que dora el agua   y los mármoles enluta,
 les da lección y equilibrio de solitaria columna.        
El Arcángel aljamiado 
de lentejuelas oscuras, 
en el mitin de las ondas buscaba rumor y cuna.               Un solo pez en el agua.   Dos Córdobas de hermosura.        
Córdoba quebrada en chorros. 
Celeste Córdoba enjuta  “Un bello niño de junco, anchos hombros, fino talle,
 piel nocturna
 de manzana,
boca triste y ojos grandes.....
 Sus zapatos de charol   rompen las dalias del aire,
con los dos ritmos que cantan breves lutos celestiales.                En la ribera del mar
 no hay palma que se le iguale,
ni emperador coronado ni lucero caminante.         
Cuando la cabeza inclina
 sobre su pecho de jaspe,   la noche busca llanuras porque quiere arrodillarse”.



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